Desde los albores de la historia del Ecuador, la Sanidad Militar ha ido paulatinamente incorporándose al Ejército como una parte importante de su organización. Ha sido indispensable para su desempeño, el cumplimiento de su misión y su desarrollo, sin descuidar la fundamental tarea de preservar y fomentar la salud del militar y sus familiares.
Ecuador, en su proceso de consolidación como un país independiente, en la Constitución del 11 de Septiembre de 1830, oficializó la presencia de las Fuerzas Armadas. Por su parte, el General Juan José Flores, luego de iniciado su Gobierno, el 4 de mayo de 1831, decretó la conformación del “Cuerpo de Médicos y Cirujanos”: “Tanto para el cuidado de los hospitales militares como para el alivio del Ejército”. No obstante, en la historia de la Nación, esta fecha no ha constituido el nacimiento mismo de la Sanidad Militar.
El Servicio de Sanidad Militar, como parte de nuestra historia, nació con las luchas libertarias. Así, para el año de 1809, el Primer Grito de la Independencia, se crearon tres batallones, cada uno de los cuales contaba con un médico militar. Los primeros nombres de médicos militares que cita la historia son los doctores Miguel Luna, Pedro Jiménez y Pablo Ascásubi. Las crónicas refieren, también, que el Ejército Independentista contó con la participación de Don Lorenzo Rodríguez como médico de la División, y como cirujano un religioso Betlemita, Don Fray Francisco de Natividad, quien, posteriormente, fue reemplazado por el quiteño Dr. Juan Pablo Arévalo, médico del cabildo, profesor de medicina y catedrático de vísperas.
Bolívar, en reconocimiento a la importante labor de los cirujanos en el campo de batalla, en 1819, firmó el primer decreto en el que se reconoció, mediante la asignación de sueldos, a los médicos que colaboraron con el Ejército. Posteriormente, el 9 de octubre de 1820, la Junta de Gobierno, reunida el 14 de octubre tras la Independencia de Guayaquil, al organizar las huestes que debían marchar a Quito, nombró a los doctores Manuel Hernán y Manuel Vera, Médicos del Ejército Patriota.
El 20 de octubre de 1821, el Dr. Camilo Marquicio, quien había acompañado a Napoleón Bonaparte como cirujano del Gran Ejército en la Campaña de Rusia, fue nombrado “Médico de Pobres”; se distinguió por su entrega y valentía en la Batalla de Tarqui.
En Guayaquil, en 1821, el Hospital de la Caridad fue transformado en el primer Hospital Militar. En 1822, el Capitán de Ejército, Dr. José Granados, titular del mencionado establecimiento, se hizo cargo de la Dirección del Hospital Militar de Guayaquil. Por su parte, el Libertador Simón Bolívar dictó una resolución en la que se referían los sueldos y las jerarquías de los médicos militares. Así, el 5 de marzo, en el antiguo Hospital de Belén, el General Antonio José de Sucre inauguró el Hospital Militar de Cuenca.
Para marzo de 1823, ya existían indicios de un Hospital Militar en Quito. Las circunstancias obligaron a que un hospital de beneficencia, y posiblemente de carácter religioso, se transforme en Hospital Militar y los conventos, en cuarteles. Para 1825, un ala del Hospital San Juan de Dios de Quito, actualmente, Museo de la Ciudad, se transformó en un Pabellón para Pacientes Militares. Dejó de cumplir esta función alrededor del mes de marzo de 1854. El 14 de agosto de 1830, se convocó a la Primera Constituyente en la ciudad de Riobamba, en la cual se reconoció la separación del actual Estado Ecuatoriano de la Gran Colombia.
La Constitución del 11 de septiembre de 1830, que es el soporte del naciente Estado Ecuatoriano como República Independiente, en el Título IV y Artículos 51 y 52, oficializó la presencia y organización de sus Fuerzas Armadas.
En el año 1835, por decreto supremo, se fundó la Sociedad Médica del Guayas. En su directorio, constaba el Dr. José Mascote y, como secretario, el Dr. Manuel Silverio Bravo, médico del Ejército. En 1850, se construyó el nuevo Hospital Militar de Guayaquil, que ya se había establecido en otros espacios desde las guerras de Independencia. Funcionó de manera organizada y estable a partir de 1952. Ocupó el cargo de Director el Dr. Modesto Jaramillo Egas, nacido en Otavalo en 1820; quien, entre otros cargos, se había desempeñado como gobernador del Guayas, senador y diplomático del país. Este insigne médico ecuatoriano, graduado en la Universidad Central del Ecuador (1845), realizó sus estudios de perfeccionamiento en Francia y Estados Unidos.
El 12 de abril de 1904, se emitió el Reglamento de Sanidad Militar para los cuarteles del interior, promulgado en el Registro Oficial del 14 de abril del mismo año. Alrededor de esta misma época, en la ciudad de Pasaje, el Hospital Civil San Vicente de Paúl cedió una de sus salas para el funcionamiento del Hospital Militar de El Oro.
En 1905, se promulgó la Ley Orgánica Militar; también, se instituyó una Dirección de Sanidad Militar y el cargo de Cirujano con el grado de Mayor del Ejército. Se contrató a monjas italianas, Hermanas de la Caridad, para el cuidado de los militares enfermos en las ciudades de Guayaquil y Quito. Adicionalmente, se fijó el costo de atención de 50 ctv. por oficial y 40 ctv. para la tropa. Las Hermanas presentaron sus servicios hasta la inauguración del nuevo Hospital General de Fuerzas Armadas, en donde aún permanecieron por varios años. En 1930, en la ciudad de El Puyo, provincia de Pastaza, se fundó el Hospital Militar de Pastaza, el cual modernizó sus instalaciones en el año 1994.
Por su parte, el Hospital Militar de Quito funcionó en las instalaciones de la Escuela Militar, ubicada en el área física donde hoy funciona el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, hasta el año 1919. Entonces, se trasladó al edificio construido para el Sanatorio de Tuberculosos. En 1937, se movió al barrio de San Juan y se constituyó en el Hospital Territorial Nro. 10. También esta estructura, semillero y espacio de trabajo de muchos médicos militares ecuatorianos tiene su historia. El 7 de mayo de 1900, se inició su construcción destinada a ser el Sanatorio Vicente Rocafuerte, el cual fue ejecutado por Francisco Schidt y terminado por el arquitecto Lorenzo Durini. Cuatro años después, en sus instalaciones, funcionaron el Cuartel de Ingenieros de la Armada y, en 1932, el Batallón “BOLÍVAR”. Antes de ser asignado al Ejército, se convirtió en el Centro de Rehabilitación de Mujeres. Su infraestructura cuenta con 10 pabellones y una extensión de 14 000 metros cuadrados.
En julio de 1941, el personal de Sanidad Civil y Militar acudió a la frontera en auxilio de los combatientes, víctimas de la invasión peruana en las provincias fronterizas del sur. Entonces, el Hospital Militar de Cuenca se vio obligado a adecuar sus instalaciones en el lugar donde actualmente se encuentra funcionando. En ese año, el Dr. Alcides Fierro Garcés desempeñaba la función de Director del Hospital Militar de El Oro, y dio atención a los heridos hasta la inevitable retirada. Más tarde, sería el Director del Hospital Militar de Cuenca. Por otro lado, en 1947, se fundó la Escuela de Sanidad Militar en Quito.
En 1966, el Presidente Provisional Clemente Yerovi Indaburu fijó el presupuesto para la edificación del nuevo Hospital Militar, ubicado en las Queseras del Medio, que se terminó de construir el 28 de febrero de 1976. El año 1977 marcó una nueva etapa en la historia de la Sanidad Militar, cuando el nuevo Hospital inauguró su moderno, funcional y bien equipado edificio para la atención médica de los ecuatorianos. Su primer Director General fue el Crnl. E. M. S. Dr. Vicente Crespo Montalvo. En los años venideros, se han ido implementando varias especializaciones y servicios con sofisticados equipos, lo cual le ha conferido el prestigio del que hoy goza.
En 1972, con la instauración del Gobierno Militar, una vez más fueron los médicos militares los que dieron un claro impulso a la organización de la Salud Pública ecuatoriana. En esta importante misión, colaboraron la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), las cuales asesoraron la nueva visión de esta importante área.
En 1978, se inició la construcción del Policlínico del actual Fuerte Militar Marco Aurelio Subía (Balvina). En 1981, surgió un conflicto bélico en la Cordillera del Cóndor, y la Sanidad Militar fue movilizada a la frontera. Allí, demostró su vigorosa organización. En la últimas décadas, resalta la adecuación y la construcción de los nuevos hospitales militares de Patuca (1987), el Puyo (1993), el Coca (1994) y Riobamba (1996). Este último abrió las puertas de sus nuevas instalaciones a la población en el año 2010.
A finales de 1994, se suscitaron nuevos enfrentamientos con Perú, y el Hospital de la Brigada Nro. 21 “CÓNDOR” se convirtió en un hospital de trauma (1995), fortalecido con la presencia de médicos militares y civiles del Ministerio de Salud y del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Conformaron un equipo de alto nivel profesional e, imbuidos de valores patrióticos, desempeñaron una labor militar humanitaria de alta calidad, que evitó la muerte de la totalidad de las bajas atendidas.
Sería larga la lista para nombrar a todos los oficiales y voluntarios de Sanidad que participaron directamente junto a los combatientes en los enfrentamientos suscitados durante el conflicto. Fueron varios los oficiales que, paso a paso, siguieron a los soldados durante sus patrullajes, atendieron sus dolencias y soportaron, también, la vivencia angustiante del cruce de fuego real y los bombardeos. El Servicio de Sanidad demostró la calidad de su preparación profesional en la asistencia a los miembros de los FF.AA.
Hecho histórico e importante es, sin duda, la creación de la Dirección de Sanidad de la Fuerza Terrestre, mediante Decreto Ejecutivo Reservado Nro. 5, publicado en el Registro Oficial Reservado 323-S del 30 de agosto de 1998. Este fue puesto en vigencia desde el 9 de enero del 2001, según consta en el R. O. S Nro. 333-S, en el Acuerdo Ministerial Nro. 001, de la misma fecha.
El Sr. General Juan José Flores, luego de iniciado su Gobierno, el 4 de mayo de 1831 decretó la conformación del “Cuerpo de Médicos y Cirujanos” —“ Tanto para el cuidado de los hospitales militares como para el alivio del Ejército”—. Por lo tanto, en memoria a su visión, en el 2001, luego de cumplir con todos los requerimientos legales en el Congreso Nacional, se determinó que el 4 de Mayo sea recordado como la fecha del Servicio de Sanidad y pasó oficialmente a constituirse en el Día de la Sanidad Militar.
En este mismo año (2001), la creación de la Sociedad Ecuatoriana de Sanidad Militar constituyó también un hecho relevante, pues entre los objetivos que esta organización persigue están el permanente reconocimiento a la actividad del médico militar dentro de las Fuerzas Armadas. Además, pretende elevar al nivel científico de la medicina militar, acorde con la evolución científica y técnica. Otra de sus metas es contar con un espacio más familiar para quienes, como médicos, vistieron el uniforme militar y el dorado caduceo como insignia de la especialidad. Adicionalmente, se inició la construcción del Policlínico San Jorge en las instalaciones del Fuerte Militar del mismo nombre, en Sangolquí; y se construyó una nueva infraestructura física para el Policlínico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército.
En el 2005, y obedeciendo a una restructuración de la Fuerza Terrestre, la Dirección de Sanidad, conjuntamente con el Bienestar de Personal y la Dirección de Personal, pasaron a ser denominados Departamentos de la Dirección de Personal del Ejército. Sin embargo, en el 2009, recobraron su condición de Dirección, como parte de la Dirección General de Recursos Humanos.
En la estructura dinámica de las Fuerzas Armadas, se destaca la figura del Oficial de Sanidad, quien cumpliendo con los requisitos de selección, asumió con responsabilidad la profesión de médico militar, tanto en tiempos de paz como de guerra. Siempre se ha guiado por valores éticos y morales, como la lealtad, la disciplina, la honradez, la solidaridad y el sacrificio. Ha sido dotado de aptitudes para desenvolverse en una vida llena de vicisitudes, sorpresas e imprevistos. Se encuentra siempre listo, mental, física y profesionalmente, para trabajar cuando los demás descansan.
No cabe duda que a través de la historia de las Fuerzas Armadas, la Sanidad Militar ha construido su propio pedestal. Sin embargo, aún falta mucho por hacer; como el reto actual de incorporarse responsablemente al Sistema Nacional de Salud del Estado Ecuatoriano y ser parte de una nueva restructuración de las Fuerzas Armadas.
Como ha quedado impreso en la historia, el Servicio de Sanidad nació con la institución militar y ha evolucionado y progresado acorde con las políticas de la salud mundial. Ningún Ejército puede prescindir de ella, pues es uno de los pilares en los cuales el soldado sustenta su moral y bienestar. Estos actos épicos relatados cronológicamente: la Independencia, la Revolución del 9 de Octubre, la Gran Colombia, la Era Republicana, Paquisha y la última gran gloria del Alto Cenepa, que hicieron a nuestro Ejército vencedor, dieron el debido soporte de gloria a la Sanidad Militar Ecuatoriana. Sin duda, son las razones para su desarrollo y supervivencia en el futuro